El arcabuz es una antigua arma de fuego portátil, que tuvo un impacto revolucionario en la historia militar. Conocido también como "mosquete de avancarga", el arcabuz fue utilizado por primera vez en el siglo XIV y rápidamente se convirtió en un poderoso instrumento bélico capaz de cambiar el rumbo de las batallas.
Su invención marcó el comienzo de una nueva era en la guerra. Antes de su llegada, los soldados confiaban en armas cuerpo a cuerpo como espadas o lanzas. Pero con el arcabuz, podían disparar proyectiles de plomo a distancia, permitiendo así un ataque más letal y efectivo.
Este avance tecnológico revolucionario cambió para siempre las tácticas militares y el curso de las batallas. Las formaciones densas y ordenadas de infantería se volvieron más vulnerables, ya que el arcabuz podía hacer estragos en las filas enemigas desde lejos. Además, su facilidad de uso y eficacia lo convirtieron en una herramienta de guerra indispensable.
El arcabuz, sin duda alguna, dejó una huella imborrable en la historia militar. A medida que las armas de fuego evolucionaron y se perfeccionaron, se abrió paso para el desarrollo de nuevas y poderosas armas que han dado forma al campo de batalla hasta el día de hoy.
El arcabuz fue el
arma más utilizada por la infantería europea durante los siglos XVI y XVII.
No está claro si los primeros modelos son españoles o alemanes. Se trata de un
arma letal siempre y cuando el disparo se efectúe a corta distancia, unos 50
metros, ya que podía llegar a perforar las armaduras, por eso fue desplazando a las ballestas con rapidez.
Es muy parecido al mosquete, este último en principio era
mucho más pesado, de hecho fueron evolucionando a la par en el tiempo hasta que
en el s. XVIII el mosquete se impuso y
el arcabuz desapareció.
El arcabuz consta de un cañón de hierro que puede llegar a
medir un metro y con un calibre que oscila entre los 15 y los 20 milímetros, va
montado sobre un trozo de madera de cerezo o de nogal de un metro y medio más o
menos. La culata por lo general era recta. El
arcabuz podía llegar a pesar entre 4 y 5 kilos.
Cómo se cargaba el arcabuz
Cargar un arcabuz era
un proceso lento, muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver de las
armas actuales, el proceso bien podía durar
tres o cuatro minutos por disparo. El arcabucero debía portar encima otros
utensilios. De un cinturón que le atravesaba el pecho llevaba colgados los
llamados Doce Apóstoles, se trata de unos pequeños frasquitos en los que
llevaba guardada la carga de pólvora justa para un disparo. Además, llevaba una
mecha, que era un trozo de cuerda de
lino o cáñamo bañada en agua y salitre, al que se prendía fuego y hacía posible
la ignición. Llevaba dos polvoreras y también un morral que era el bolsillo
donde guardaba los proyectiles, que no eran otra cosa que bolas metálicas.
A la hora de cargar
el arcabuz, el arcabucero debía de seguir unos determinados pasos:
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Colocaba
el arma en posición vertical e introducía en el cañón la pólvora de uno de
los apóstoles.
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Después introducía
el proyectil, y con él, un trozo de tela o estopa que servía para que
durante el proceso de ignición los gases no se escapasen.
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Seguía
utilizando la baqueta, que es una vara larga de madera que se enganchaba en
la parte trasera del arcabuz y la introducía varias veces por el cañón, apretando
así la carga en la recamara y dando presión a todo el contenido para conseguir
que el disparo alcanzase más longitud.
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Con la carga preparada, el arcabucero ponía el arma en horizontal apuntando a su objetivo,
entonces introducía un poco de pólvora de mejor calidad en la cazoleta, una
pieza que conecta con el interior del cañón y la cerraba para que no se
produjera un disparo accidental.
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Ahora entraba en juego la mecha, que debía de
estar siempre encendida, lo que en ocasiones era complicado en función de la
meteorología. Como previsión las mechas se
mantenían encendidas por los dos extremos por si uno se apagaba. El
arcabucero tenía que soplar muy a menudo la mecha para avivar el fuego.
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Una vez
colocado en su lugar en primera línea apuntaba al enemigo, abría la cazoleta y
disparaba, la mecha entraba en contacto con la pólvora de la cazoleta, lo
que producía una explosión que hacía salir disparado al proyectil.
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El
arcabucero se retiraba con rapidez e inicia de nuevo el proceso de carga.
Entre las desventajas del empleo
del arcabuz no está solo el lento proceso de carga sino también su poca
precisión, había que estar muy cerca del
enemigo para acertar.
El Renacimiento trajo un cambio del concepto de guerra
Hernán Cortés llevó consigo 13
arcabuceros en 1519. Pero fue en los
Tercios donde tuvieron una importancia principal, un tercio de los soldados
debía llevar arcabuz o mosquete. Los arcabuceros debían costearse sus propias
balas y la pólvora.
El Renacimiento supuso un cambio
fundamental en el proceso de la guerra, el descubrimiento de las armas portátiles y el empleo de los cañones
fue favorecido por el avance científico y esto cambió la manera de
batallar. Surgieron tratados de guerra que así lo explican. Y la nobleza, que
durante la Edad Media había sido la clase guerrera tuvo que adaptar su función
en la sociedad. El arcabuz era
considerado en la época como un invento del diablo.
Fuentes:
http://ejercitodeflandes.blogspot.com/2009/11/arcabuz.html
4 Comments:
Los felicito por la página. El diseño es muy amigable y eficiente. En cuanto al contenido, aún no termino de navegar por todo lo que existe en su web, pero este artículo en específico me ha gustado, es una buena reseña de un arma que resultó vital durante el siglo XVI y XVII. Me hubiera gustado leer más de el empleo del arcabuz en las formaciones de tercios españoles. Quizás eso puede incluirse en una futura publicación. Continúen el buen trabajo.
Muchas gracias por su comentario Tomas Espinoza, se nos hacía un poco largo incluir el uso en los tercios españoles, pero lo tenemos en cuenta. Un saludo y encantados de tenerle por aquí.
¿Podrían escribir algo sobre el Trabuco?
Hola, emmmp98, en breve lo haremos. Saludos
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